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El objetivo de esta unión

ha sido desde su inicio claro y definido: ayudar a la Mujer Integral, en sus necesidades espirituales, físicos, emocionales, culturales y sociales en un enriquecido marco de compañerismo con mujeres de otras iglesias evangélicas.

En sus Estatutos, legalizados y debidamente inscritos en el Ministerio de Justicia y en la F.E.R.E.D.E. también se menciona que nos adherimos a la “Declaración de Fe de la Alianza Evangélica”.

La UDME declaró su deseo de:

Fomentar

y cuidar la unión entre las mujeres cristianas evangélicas, sin distinción denominacional, raza, edad, condición social o cualquier otra barrera que pudiera limitar esa “unión”.

Las fundadoras entendían como un anhelo del corazón de Jesucristo su ruego al Padre “… para que todos sea UNO en nosotros; para que el mundo crea…” (Juan 17). El apóstol Pablo insta en Ef 4:3 que seamos “…solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz”…

Impulsar

la evangelización a través del testimonio personal; reuniones pre-evangelísticas de corte cultural: conciertos evangelísticos, conferencias por profesionales de la salud (no siempre evangélicos); crear y participar en obras sociales; entrenamiento y formación de un Voluntariado; visitación en hospitales, cárceles, etc. (Santiago 2:17 “Así también la fe si no tiene obras, es muerta en sí misma.”)

Fortalecer

el crecimiento espiritual personal: a través de una vida disciplinada devocional, de compromiso con Dios, su iglesia local y el lugar de trabajo, estudio, la sociedad que nos rodea. (Colosenses 1:10-14 “…para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria…”)

Reforzar

la identidad como hija de Dios, para descubrir y ejercitar los dones otorgados por el Espíritu Santo y ponerlos en práctica en su iglesia local, primeramente. (1ª Pedro 4:10 “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios”).

La “Unidad” para las mujeres de entonces, como para nosotras en la actualidad, es un tema no de organización o estructura, sino de una profunda convicción espiritual que el “cuerpo de Cristo”, tan diverso y distinto, sufre fracturas entre sus miembros que NO ayuda a hacer creíble su existencia, presencia, mensaje, meta y objetivo.

Esta unidad espiritual crea puentes de comunicación que enseña a escuchar, valorar y apoyar unas a otras, a pesar de los matices denominacionales.  El apreciar a Cristo y Su obra en otros hermanos en la fe fue un descubrimiento que dio visión y poder, gozo y paz a las pioneras, y nos sostiene hoy en día.

 ¡Te invitamos a formar parte de la UDME e integrarte en nuestras filas, para la Honra y Gloria de Jesucristo, nuestro Salvador y Señor!  Escríbenos en el formulario de CONTACTO.